Como buena santiaguina, asumía que desde la capital a Temuco sólo hallaría campo y vacas, sin embargo, me encontré con una linda sorpresa. Talca es una ciudad amable, sin sofisticaciones, con gente que te saluda y se preocupa por los demás, con un ritmo más pausado, con almuerzos con siesta, en donde hay tiempo para la niñez.
Puesta de sol en Talca

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